Monday, January 1, 1996

ELEGIA AL CUBANO CANSADO

El cubano cansado está en todas partes. Cuando se menciona, es para criticarlo. Este individuo, que puede encontrarse en Cuba, Miami, Tampa, New Jersey o dondequiera que el destino lo ha colocado, está cansado, entre otras cosas, de que se le invoque a sumarse a tal o mas cual falso proyecto o causa de "salvación" a la patria, con llamados de seudo-combatividad e intransigencia. También lo agobian las demandas de mas sacrificios y las gastadas promesas de un futuro mejor dentro del vetusto sistema que poco cambia o cambia para peor. Le aturden esas consignas a sacrificarse hoy, para el mañana, como ya tantas veces le pidieron ayer, para este triste hoy. Le duele la existencia desenraizada, en un país siempre extranjero, donde mientras mas tiempo transcurre mas sueña con la tierra que se sabe ya para siempre quedó atrás. Le mortifican las penurias materiales, que le roban tiempo precioso para vivir, para pensar, para querer, que lo deshumanizan y lo envejecen amargado. Odia el rat race que lo convierte en un conejillo mas que en un raton.

Vive para sí mismo, para su familia, para su entorno. El concepto de patria se le ofusca al oirla mencionar en vano por tantos otros, nunca cansados, pues viven del cansancio. Lo hastía la política y los políticos, porque son los mismos fariseos de siempre que lo mismo piden sacrificios y guerra desde el confort acondicionado de la cabina radial, micrófono en mano, henchidos de libras y colesterol o aquellos que arrancan las alas de la esperanza a tres generaciones de cubanos y se van de vacaciones a sus casonas en Varadero y Santa María, año tras año.

Si tiene dólares, el cubano cansado los envía a la familia, a los de allá, porque le consta que hay necesidad y hace caso omiso a los ayatolas oportunistas que lo descalifican y lo consideran una persona sin dignidad. Si no los tiene, el de allá los pide, haciendo tripas corazón y avergonzado de su condición de mendigo involuntario. Poco le importa ya que lo tilden aquí de flojo, infiltrado, o fidelista reciclado, o allá de penetrado, diversionista, plattista o gusano allá. Sabe que los extremos se tocan. Se rie y mofa todo intento de censura. Quiere que lo dejen en paz, quiere vivir, quiere hacer lo que le venga en gana. Desprecia a los viejos comités habaneros de vigilancia que ya no pueden y a los comités de viejos microfoneros calleochistas que vigilarían si pudieran.

Casi no vislumbra una esperanza, este cubano cansado y existencial. Pero tiene que creer en algo, esta vida es muy corta para tener que vivirla en un eterno cenagal. Cachita, Changó, Reverendo Vila, Cristo de Limpias, San Lázaro, Monseñor Jaime, Martín de Porres, Siete Potencias, ayuden a andar derecho, sin tragar mucho fango, a ese cubano cansado.

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