Wednesday, May 25, 2011

Los sobrinos de Boitel


Transcurrian los primeros años de la decada del setenta. Un escaso grupito de niños, entre los que nos contabamos mi hermana y yo, asistiamos a las clases de catecismo para recibir la primera communión en la Parroquia del Vedado. En el grupo se encontraban otros dos hermanitos: Damary y Pedro Luis Boitel. No poseo grandes recuerdos de ellos, pues estuvieron un tiempo breve, en el que no hicimos gran amistad, y despues ‘desaparecieron’ como pasaba con tanta frecuencia cada vez que a alguna familia le llegaba la dichosa salida del pais. Solo recuerdo que Pedro Luis era un muchacho super-inquieto (por no decir majadero), que contrastaba con su hermana Damary, mucho mas languida y tranquila.

Solo despues de llegar a este pais pude ‘atar cabos’ y llegar al convencimiento de que aquellos tenian que ser sobrinitos de Pedro Luis Boitel, aquel preso politico plantado que murió en una huelga de hambre en 1972, con 80 libras de peso y una tonelada de corazon, por decirlo educadamente. La semejanza, sobre todo en los ojos, era evidente al comparar las fotos del martir con mi memoria de aquellos muchachitos. No creo pudieran ser sus hijos, pues Pedro Luis sufrio presidio desde joven y no pudo tener familia. Tenian que ser sus sobrinos.

A veces uno es testigo ignorante de la historia. En aquella Habana de los setenta, no con poca frecuencia conviviamos los hijos de los torturados con los de los dirigentes o el hijo del preso plantado con el "hijo de su papá" del Comite Central. Que ironia haber convivido con aquellos muchachitos sin apenas saber quienes eran, en el oasis que representaba el interior de una iglesia catolica para gente como nosotros.

Nunca he podido confirmar con certeza el origen de Pedro Luis y Damary, mucho menos su paradero, pero me imagino eran los hijos de Armando, el hermano del Pedro Luis, que al caer en la carcel a los 29 años no tuvo oportunidad de tener descendencia, así que su hermano Armando nombró a su hijo con su nombre. Posiblemente haya presenciado sin notarlo a su abuela Clara Abraham, la madre de Boitel, en esa precisa epoca viviendo con la zozobra del presidio que sufría su hijo, pero a la vez tratando de mantener una imagen de ecuanimidad y paz para bien de sus nietecitos, ocultando las lagrimas y el dolor de las malas noticias.

En fin, me imagino el alivio de todos al ver a los muchachos subir el avion que los sacaba de Cuba, aún a sabiendas de que el tio se quedaba atras, quizas preso, quizas ya en una tumba anónima, sin poder decirles adios, pero dejándoles un ejemplo de coraje y sacrificio sin par en la historia cubana.

Domingo Noriega
Mayo 25 del 2011, aniversario 39 de la muerte de Pedro Luis Boitel


Nota bene:

Despues de este escrito y gracias a las maravillas del internet logre contactar con Pedro Luis Boitel el sobrino del martir. Me prometió que un dia piensa escribir sobre su tío.